sábado, 1 de abril de 2017

EL TEATRO POSTERIOR A LA GUERRA CIVIL



La Fundación de Buero Vallejo (fijaos en el decorado como cárcel, lo que supone la vuelta a la cordura de Tomás)
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     La evolución del teatro español, como la de los géneros narrativo y lírico, estuvo determinado por la Guerra Civil y sus consecuencias. A partir de 1939, el panorama escénico quedó marcado por el exilio de autores como  Max Aub, Casona  o Rafael Alberti, y por la desaparición de dramaturgos que murieron durante esos años (García Lorca , Valle-Inclán)

     En la INMEDIATA POSGUERRA (AÑOS 40) las obras dramáticas se caracterizan por la baja calidad artística y su mediocridad. El teatro que se escribe o representa es un teatro comercial y conservador.
     Las dos líneas dramáticas que triunfan en los escenarios son:
 
a.       La comedia burguesa[1], que se caracteriza por la perfecta construcción de las obras y por su intrascendencia, con dosis de humor, ternura y amabilidad.  
b.      El teatro de humor. Se caracteriza por un humor de carácter innovador, basado en situaciones de fantasía e inverosímiles, cercanas al teatro del absurdo.

En la DÉCADA DE LOS 50 nos encontramos con el DRAMA REALISTA. Se considera que este tipo de dramas surge con el estreno en 1949 de Historia de una escalera[2]  de Buero Vallejo. Los dramaturgos realistas, disconformes con el sistema vigente, tratan de reflejar la violencia y la injusticia social de la época y, al mismo tiempo, denunciarla. En el aspecto formal es un teatro poco innovador, ya que se preocupan más por el contenido y por el mensaje. Algunas de sus peculiaridades son que se cuida la evolución psicológica de los personajes y se persigue la identificación del público con ellos para que vivan los conflictos que se escenifican. El autor más representativo es:

 ANTONIO BUERO VALLEJO crea un teatro social y de testimonio. Rasgos de su teatro son: los efectos de inmersión con los que consigue presentar la realidad al espectador tal y como la vive el personaje, la presentación de personajes activos y pasivos con los que pretende provocar la reflexión en el espectador y tomar partido por uno de ellos, el detallismo de las acotaciones, y la dimensión simbólica de los personajes y de los recursos escénicos. En la ardiente oscuridad, El concierto de San Ovidio, La Fundación…

 (Ver todo lo anotado en los apuntes de La Fundación)

 Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre abren camino a una nueva generación de dramaturgos que escriben y estrenan sus obras a finales de los 50 y principios de los 60. Son una generación víctima de la censura y de los empresarios teatrales que no se atreven a poner en escena  un teatro que les compromete. La temática es propia del realismo social: testimonio y denuncia de la sociedad española.
Autores  y obras representativas de este grupo, llamado “Generación Realista” son: José María Recuerda (Las salvajes en Puente San Gil[3]), Lauro Olmo (La camisa[4]), Carlos Muñiz (El tintero), Antonio Gala (Noviembre y un poco de hierba).

Poco a poco la influencia vanguardista europea de Artaud y del teatro del absurdo de Ionesco y Beckett llega a los autores españoles. Hacia 1970 se produce un nuevo movimiento de renovación teatral y se busca un lenguaje basado en el espectáculo, la escenografía y las técnicas audiovisuales; sin apenas importar la acción.
Este NUEVO TEATRO  sigue diversas tendencias:

a.       Teatro experimental, que busca nuevas formas al margen del teatro comercial. En este teatro el texto no es prioritario, se incorporan elementos plásticos y sonoros (proyecciones, música…)y se tiene un nuevo concepto del espacio escénico, en el que espectadores y actores se mezclan (calles, sala, nave de una fábrica…) Destaca Fernando Arrabal con su teatro pánico, de rasgos oníricos y críticos tomados del Surrealismo (Pic-Nic, El triciclo, El cementerio de automóviles).
b.      Teatro vanguardista. Rasgos de esta tendencia son la crítica a las distintas dramaturgias de su tiempo, el planteamiento de nuevas formas escenográficas y la duda sobre la validez del mismo teatro. Destaca Francisco Nieva, creador del “teatro furioso”[5],con La carroza de plomo candente.
c.       TEATRO INDEPENDIENTE. Lo forman una serie de grupos teatrales, (que en origen formaban parte del teatro universitario) que pretenden adoptar las nuevas técnicas europeas para sacar a nuestro teatro de la rutina en que se encuentra.
Estos grupos buscan la profesionalización y hacer de su teatro un vehículo para la transmisión de sus ideas.
Entre otros sobresalen: Los Goliardos y Tábano (Madrid), Els Comediants, Els Joglars,  y La Fura dels Baus (Barcelona), Akelarre (Bilbao), La Cuadra (Sevilla), Teatro Circo (Galicia)….
Algunos grupos han desaparecido, sin embargo otros han continuado en los años 80 y 90. Así, en los años 80 se produce una auténtica renovación del teatro, de la mano de estos grupos independientes. Estas renovaciones consisten en la transformación del lenguaje teatral y de las formas escénicas: se potencian elementos como la música y el decorado, y se amplía el espacio escénico con la incorporación del público.


Uno de los grupos teatrales que destacan es La Fura dels Baus, que se crea en Barcelona en 1979, que maneja elementos de representación en la calle y de musicales.
En partir de 1984, con Accions, adquire importancia la escenografía y el espacio en donde se representan sus obras.
Abandonan  el teatro o la calle, y representan en grandes naves industriales, donde se confundes actores, espectadores y escenografía. En muchos de sus espectáculos ( Tier Mon, Noun, Manes, Ombra…..) se estimula la participación del espectador con la falta de texto, las imágenes, el sonido, la provocación y el miedo. Incluyen la violencia, la agresividad y la provocación.

 Els Comediants toman como base la fiesta tradicional catalana e incorporan como elementos escénicos los zancos, dragones, fuegos de artificio y la música, para desarrollar su espectáculo, preferentemente, en la calle.




 Els Joglars, encabezados por Albert Boadella, son los craedores del “teatro del silencio”, en el que se potencia la expresión corporal. A finales de los 70 se convirtió en compañía profesional e incorporó la palabra.




Superada la transición política, se produjo la paulatina desaparición de este tipo de teatro. Algunos grupos fueron subvencionados y otros se fueron incorporando al sistema habitual de promoción.

La Fura dels Baus. Ceremonia Olimpiadas 92



[1] Es un teatro que pretende “hacer pasar el rato”, suelen dividirse en tres actos, los personajes suelen pertenecer a la clase media o alta y se observa la típica temática burguesa: infidelidad en el matrimonio, conflictos entre padres e hijos, final feliz, etc.
[2] Supone una ruptura con los escenarios burgueses de la comedia anterior y con la temática de un teatro alejado de la realidad española
[3] Realismo esperpéntico.
[4] Vida mísera de un chabolista.
[5] Imaginativo y simbólico.

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